El origen de nuestra textilería está en las ricas fibras que la naturaleza nos brindó: el algodón nativo de colores, a punto de extinguirse y en proceso de recuperación. Las fibras vegetales: juncos en la costa, palmeras y lianas en la Amazonía. La lana de alpaca, única en su gran variedad de colores y de vicuña, la más fina del mundo.
El algodón nativo de colores, gossypium barbadense, estuvo a punto de extinguirse por la competencia que le hicieron las nuevas variedades híbridas que exigía la industria. Hoy está en proceso de recuperación y con ello la producción textil de las tejedoras descendientes de la antigua civilización Moche.
Las fibras vegetales de las diferentes regiones son muchas: en la costa los juncos con los cuales se tejen sombreros, canastas, embarcaciones de pesca, en la sierra las hierbas altas como el ichu con el cual se tejen techos e islas flotantes y en la selva una enorme variedad de lianas y palmeras para tejer todo.
La lana de los camélidos sudamericanos es reconocida mundialmente: las más apreciadas son la lana de vicuña, la más fina del mundo, con su color rojizo característico, la lana de alpaca, única en su gran variedad de colores naturales.
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